Propósito

¡Estudiante de Ciencias Humanas! Tú que reflexionas en privado sobre los problemas maravillosos que encontraste planteados en algún libro, conferencia o cualquier texto comunicativo; tú, que desearías continuar con alguien la discusión no terminada en la que participaste en tu salón de clase; tú, que sientes atracción (¡casi obsesiva!) por problemas concernientes a la sociedad en la que vives y cómo funciona, sea para comprenderla o para encontrar alternativas viables de introducir en ella un cambio relevante y positivo... sí, tú, ¡ven y entra en nuestros debates!

Si estás vinculado a alguna ciencia social o humana, te invitamos a que nos envíes por este blog sus trabajos de grado, reseñas y ensayos que sobre cualquier libro o tema (respectivamente) hayas hecho para incentivar enriquecedoras deliberaciones que contribuyan a incrementar el intercambio de ideas entre científicos sociales en formación.

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viernes, 12 de julio de 2013

Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá                                                                                                         Facultad de Ciencias Humanas – Departamento de Historia                                                                               Seminario Historiográfico: Historiografía Colombiana sobre el siglo XIX – Revisionismos y persistencias. 2013-I                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Docente: José David Cortés Guerrero                                                                                                                                    Diana Marcela Díaz Bernal – Código: 460928
    
CHUST, Manuel y SERRANO, José Antonio (Editores). Debates sobre las independencias iberoamericanas. AHILA – Iberoamericana – Vervuert, España, 2007.

Ninguna de las escuelas, tendencias y reflexiones de historiadores sobre el proceso indicado está demás, cada una de ellas es el resultado del desarrollo y  la historia de la sociedad (…) y obedecen todas al conflicto y contradicciones de esa sociedad”[1]

Como parte del proyecto de  investigación de la Fundación Carolina[2] “hacia los Bicentenarios: Los procesos de independencia en Iberoamérica”, la AHILA (Asociación de Historiadores Americanistas Europeos[3]) presenta en el 2007 una recopilación sobre la historiografía de las independencias iberoamericanas propia de las últimas décadas[4].

Tal Estudio, entendido y presentado como un debate totalmente vigente y necesario, es editado por los profesores Manuel Chust Calero[5] del departamento de historia, geografía y arte de la universitat Jaume I. y José Antonio Serrano[6] del Colegio de Michoacán, miembros ambos, al igual que los demás autores, de dicha Asociación. En esta recopilación la división por capítulos corresponde a una división por países; cada balance es presentado por autores vinculados, como docentes o investigadores, a universidades en su mayoría latinoamericanas y que fueron en su mayoría educados en América (a excepción de los apartes sobre Uruguay, Ecuador y Bolivia, que son tratados por profesores españoles).
Menos nos conocemos en cuanto más nos aproximamos a nosotros”, con esta frase resumen lo complicado que resulta ubicar la relación entre los diferentes contextos[7] y el discurso historiográfico de las últimas dos décadas, por lo que en general los artículos más que un análisis a partir de los diferentes lugares de enunciación son análisis de las tendencias en sí (unos más afortunados que otros,  a veces son resúmenes temáticos o a veces sólo inventarios de títulos y autores), de sus objetos de estudio, de sus fuentes y de sus perspectivas, más que de los intereses a los que pudieran responder.

Las historiografías nacionales suelen ser producciones locales, personalistas, basadas en la construcción de mitos necesarios para consolidar los nuevos órdenes políticos[8];  los diferentes autores encuentran la existencia de un Consenso historiográfico frente a la interpretación que se ha hecho de las guerras de independencia iberoamericanas. Tal consenso habría sido empleado como fundamento de identidad nacional y respondería a la necesidad de construcción de patria y nación propia de los países americanos durante todo el siglo XIX, que con el objetivo de unificar la historia de sus sociedades presentaron y consolidaron interpretaciones maniqueas de los sucesos, reduciéndolos a un conflicto entre patriotas (criollos con sentimientos nacionalistas) y traidores (peninsulares) donde los sectores subalternos estarían enajenados por su ignorancia y en la historiografía serían invisibilizados dentro de el pueblo que aparecía como categoría homogénea y sin fisuras, unida en torno al liderazgo de dirigentes insurgentes pertenecientes a una élite ilustrada.

Estos héroes[9] serían entendidos en general como “padres de la patria”, figuras carismáticas y mesiánicas cuya acción explicaría, casi que por sí sola, la emancipación, por lo que se les dedicó y dedica una extensa producción historiográfica desde múltiples perspectivas, ya sean biografías u obras en torno a su devenir, ya sea en favor o en contra suya, pero tales figuras siguen ocupando lugares centrales en los diferentes estudios. En el caso argentino[10], al igual que en los demás países, estos consensos aceptarían el supuesto de una Nación que se libera de otra después de una revolución planeada y deseada, es decir, que “la nación que comenzó a emanciparse en 1810 existía desde antes de esa fecha” (B. Mitre), que lo líderes criollos materializaron el anhelo emancipador que se había desarrollado entre la población local y, como en el caso uruguayo[11], es común que la historiografía ignore los antecedentes propiamente coloniales del proceso.

Estos consensos fueron aceptados por el grueso de la comunidad académica y replicados en la mayoría de los textos escolares y por ende en las memorias colectivas (sin embargo esta afirmación no debería hacerse tan a la ligera, pues hay muchas otras formas de consolidación de memorias colectivas como las calendarios festivos, los nombres de las calles y no solo los manuales escolares). A partir de la profesionalización de la disciplina histórica se empiezan a generar revisiones y críticas que buscan generar nuevos paradigmas, sin embargo, las visiones tradicionales siguen teniendo mucho peso en las diferentes interpretaciones que se realizan, y si bien se señalan ciertos periodos como periodos de renovación historiográfica estos momentos siguen estando acompañados de múltiples publicaciones y estudios que siguen replicando aquellos consensos clásicos.

En Argentina esa profesionalización inició desde 1910 con historiadores profesionales que a su vez eran militares y que limitaron sus estudios a los aspectos técnicos y operacionales de las guerras, incluso en la actualización de la historia patria realizada en el 2000 la historia militar prácticamente se mantiene inalterable y si bien desde los 80 cada vez son menos los historiadores-militares, también es cada vez menor el interés por esta parte de la historia.

En Uruguay el tema de la independencia presenta un panorama complejo y cambiante[12] frecuentemente ignorado o disminuido por la historiografía y que en general despierta muy poco interés de parte de historiadores no nacionales, y en las últimas dos décadas tampoco interesa a los nacionales, que parecen no ver como relevante el vacio interpretativo entre 1816-1828, periodo que suelen evacuar en uno a dos párrafos. La reflexión en este punto se centra en la manipulación que puede haber por parte de los historiadores, que llegan incluso a falsear la historia, eliminando u omitiendo datos de los documentos, para hacer parecer irrefrenables sus preceptos, en este caso la voluntad del pueblo oriental de ser independiente, pero que en general se refiere al retorcimiento de la argumentación para lograr sus fines, conclusión a la que llegan casi todos los autores.

Paraguay[13], parece ser un país olvidado del cual poco se sabe más allá de la figura de Francia. En contraste con el caso chileno[14] y con el venezolano[15] que sí presentan una preocupación permanente por el asunto, sin embargo para ser un tema tan tratado queda aún mucho por hacer desde la necesidad de nuevos enfoques y desmitificaciones (lo que deja claro que la cantidad no implica calidad ni complejidad de análisis); el artículo sobre el caso chileno es el único que se limita al análisis historiográfico, sin presentar los sucesos históricos como tal, evitando así entrometerse en la idea que de las diferentes tendencias se puede hacer el lector antes de conocerlas, cosa que sí hacen el resto de autores.

En cuanto a las revisiones que poco a poco se han ido dando, desde los 50’s, 60’s y 70’s, se han ido generando nuevas agendas de investigación y por ende una transformación en la concepción histórica sobre este periodo, sobre todo desde el aporte de una nueva generación de historiadores-universitarios y también desde el aumento de investigaciones extranjeras al respecto (sobre todo estadounidenses y en especial después de la 2WW y la Revolución cubana, tal vez desde la lógica de conocer para conquistar, pero no es algo que los autores profundicen).
En general no se presentan desafíos a los paradigmas tradicionales, sino más bien revisionismos limitados sobre el papel concreto de uno u otro actor sin llegar a cuestionar los héroes nacionalmente aceptados; pero hubo algunos aportes que cuestionaron la fuerza del liderazgo carismático de los héroes para proponer el surgimiento de los caudillos como producto de las revoluciones y no al revés, cuestionando el sentimiento nacional previo a los confortamientos planteando la existencia de un Estado antes que de una nación y desmitificando el destino manifiesto. Por ejemplo en Perú[16] se generaron debates sobre si la independencia fue una concesión o una conquista, de los que surgió el postulado de la existencia de un nacionalismo peruano y proyecto político propios, pero no anteriores a los hechos de emancipación sino surgidos durante y después de ellos.

En la década de los 70 muchos estudios estuvieron marcados por el materialismo histórico y por teorías dependentistas, el objetivo ya no era construir nación sino entender qué cambió y qué se mantuvo del régimen anterior, deduciendo todos que si bien pudo haber cambios políticos o por lo menos el inicio de los mismos, en lo económico y n lo social las estructuras coloniales se mantuvieron hasta mucho tiempo después de las guerras; estos enfoques nutrieron a la historiografía de sus aportes basados en la crítica a la historia positivista, pero desde la propuesta marxista la participación de las grandes mayorías, no tiene en cuenta la diversidad de la sociedad multiétnica americana, de ahí la necesidad de estudios que mezclen los análisis de lucha de clases con categorías culturales.

La independencia de Centroamérica (El salvador, Guatemala, Costa rica, Honduras y Nicaragua) es  resumida[17] en la experiencia de los dos primeros países, centrándose en dos autores propios de la corriente profesional de la historia a nivel iberoamericano, que critican la historiografía oficial. Esta corriente a nivel general empieza a captar la continuidad de ciertas instituciones del antiguo régimen, es decir, relativizó el peso de las transformaciones de la Independencia; a ver la independencia más como reacción de emergencia que como acción planeada, dando paso al protagonismo de los “actores colectivos” desde el afianzamiento de las historias sociales, económicas, culturales o de las mentalidades e ideas (esta última, tendencia europea de estudiar las ideas y actitudes de las élites); además de la consolidación de nuevas vertientes  de investigación que minaron con el consenso: la historia regional, el cuestionamiento a la “independencia inevitable”, los debates sobre desempeño productivo de las estructuras económicas s XVIII y XIX, historia social y el “desmonte del culto a los héroes”.

En general estas visiones y enfoques confluyeron en el cuestionamiento de consensos arraigados, pero su objetivo último no necesariamente fue acabar con el discurso anterior, se trata más del arranque de nuevas formas de hacer historia, basadas en ver la independencia más como un proceso que como un acontecimiento, que de algo parecido a una meta. Más recientemente en general desde los 90 se han privilegiado nuevos actores: negros, indígenas, subalternos, monarquistas, mujeres y nuevos intereses: perspectivas regionalistas, vida cotidiana, humanización de los héroes y el estudio de heroínas; dando grandes pasos innovadores, pero las continuidades con la historiografía propia del siglo XIX han sido mayores, y esto empeora por la poca socialización de investigaciones recientes.

Para la historiografía mexicana[18] la independencia es un tema de interés superado sólo por la revolución de 1910, por la necesidad de explicar, y sobre todo justificar, el surgimiento de la nación. El revisionismo presentado desde los 50 en este caso significó el que actualmente los historiadores no lo vean como independencia de México, porque ni México ni su identidad nacional existían antes e 1810, sino como independencia de la Nueva España; y que tengan en cuenta no solo las ideas liberales  sino también la tradición jurídica española y la católica.

Pese a las diferencias cuantitativas en la producción historiográfica, en los casos venezolano desde los 80 y colombiano[19] desde los 90 los revisionismos también han generado grandes aportes (n el sentido que los autores consideran un aporte) en cuanto a la desmitificación de la Figura de Bolívar, la desatanización de España, la “liberación” de los enfoque centrados en las capitales Caracas y Santa fe y por ende el redireccionamiento de la atención hacia procesos particulares de cada provincia y la inclusión de los diversos actores sociales (además de pardos, indígenas, negros, también élites locales), tener en cuenta los antecedentes coloniales; sin embargo, el peso de los convencionalismos sigue siendo bastante fuerte dentro de la enseñanza en general y los estudios aunque novedosos y renovadores siguen siendo muy pocos.

Para el caso brasilero el profesor Joao Paulo Pimenta[20] presenta un artículo bastante corto en portugués, un idioma que no manejo por lo que no me atrevo  a realizar críticas o apreciaciones frente al mismo (a pesar de la reducida extensión y la relativa facilidad de encontrar traductores). Tal vez sea solo el intento por generalizar una falencia personal, pero esta cuestión podría reflejar y agudizar las brechas entre la academia hispanoparlante y la de habla portuguesa, podría haber ediciones completas en español y ediciones completas en portugués, suponiendo que no todos los estudiantes o interesados brasileños manejan el español y viceversa. Y aprovecho para mencionar que podría ser enriquecedor reducir los apartes textuales de los textos citados y aumentar la información de quien los produce, pues en varios casos no aclara su nacionalidad o filiaciones académicas o políticas, o de clase, por ejemplo.

Con la frase “estamos seguros de que para investigar es necesario revisar, repensar continuamente las tradiciones historiográficas, con el fin de afinar los temas de investigación.” Queda claro  el interés general de la obra por que se “complete el panorama”, porque las investigaciones continúen, y que lo hagan por el camino que en estos momentos los autores mencionados consideran el más enriquecedor, camino que es dejado claro en cada una de sus intervenciones y que orienta hacia el tipo de historia que ellos escriben y desde sus enfoques, es decir hacia una valorización de actores recurrentemente olvidados como lo serían los españoles o los locales partidarios del régimen monárquico, o en general la población antiinsurgente, esto dentro de los diferentes sectores étnicos y sociales, teniendo en cuenta las particularidades regionales, la interdisciplinariedad y los estudios de conjunto. Desde la necesidad de reformulación de los relatos escolares y de reducir la tendencia al abandono del tema de investigación.



[1] Si bien estas palabras surgen de la reflexión sobre el caso del proceso de independencia chileno (página 160), considero que aplican para cualquier revisión historiográfica sobre cualquier tema.
[2] La Fundación Carolina se constituye en octubre del año 2000 como una institución, financiada por actores públicos y privados, para la promoción de las relaciones culturales y la cooperación en materia educativa y científica entre España y los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, así como con otros países con especiales vínculos históricos, culturales o geográficos: constituyéndose, según ellos, en una apuesta por el equilibrio geográfico y por la democracia paritaria de los beneficiarios de sus programas. Información de: http://www.fundacioncarolina.es/es-ES/Paginas/index.aspx
[3] Fundada en 1978, inicialmente como un pequeño grupo de especialistas europeos interesados en la historia de América Latina, que posteriormente permitiría la participación de historiadores latinoamericanos residentes en Eurpa, la Asociación busca promover la investigación y la enseñanza relativa a América Latina en los países europeos información en: http://www.ahila.net/historia.php
[4] Aunque dejan de lado las independencias de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, tal vez por la particularidad de tales procesos en torno a sus relaciones con los Estados Unidos, pero es un tema que no mencionan.
[5] Un latinoamericanista interesado en los procesos revolucionarios en América en el siglo XIX y sobre todo en la Independencia mexicana, en tanto proceso revolucionario y formación de autonomías territoriales. Información en:  http://www.red-redial.net/investigador-chust,calero,manuel-361.html
[6]Licenciado en historia por la UNAM y doctor en historia por Colegio Mayor de México, es un investigador interesado por la política, la economía y la sociedad mexicanas, y sobre todo por la revolución liberal tanto en México como en España. Información en:
[7] La caída de dictaduras, el surgimiento de una “ola democratizadora”, el descarte de la vía armada de la revolución (menos en Colombia), entre otros; y académicamente, la despolitización de los debates, el creciente interés por el siglo XX, la crítica a las teorías estructuralistas y el regreso de lo político (ya no perspectivas  tan economicistas).

[8] Y que a su vez van generando la sensaión de que se trató de procesos separados desconectando espacios, problemas y realidades conjuntas y generando descripciones fragmentadas de los procesos, descripciones que Marchena sugiere debería hacerse desde una mirada regional, no general ni local, para no caer en anacronismos y poder entender el proceso. Juan Marchena Fernández, profesor de historia de la Universidad Pablo de Olavide, especializado en la historia americana y sus procesos de independencia. Y en el presenta balance hace referencia alos casos ecuatoriano y boliviano. Información en: http://www.americanismo.es/latinoamericanista-MARCHENA_FERNANDEZ_Juan-438.html
[9] Incluso en la actualidad priman publicaciones relacionadas con las figuras de San Martín, Artigas y el artiguismo, Francia y su dictadura  y sobre Simón Bolívar, por mencionar a los más tratados.
[10] tratado por Gabriel Di Megliohistoriador doctorado en la Universidad de Buenos Aires y profesor de la misma, interesado sobre todo por la historia de las clases populares en la Argentina, es también investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; información en: http://www.megustaleer.com.ar/autor/45934/di-meglio-gabriel-m
[11] Caso del que se ocupa Julio Sánchez Gómez licenciado y doctor en historia por la universidad de Salamanca, de la que es también profesor y cuyas investigaciones giran en torno a la historia de América desde el periodo precolonial hasta la actualidad.Información en: http://campus.usal.es/~indusal/web/sites/default/files/CV%20Julio%20S%C3%A1nchez.pdf; y que personalmente preferiría se hubiese centrado menos en la parte histórica (llegando incluso a citar fuentes primarias) y más en los debates historiográficos, y así tal vez el texto habría sido más ordenado.
[12] por no ser un territorio que coincida con alguna de las delimitaciones territoriales de los virreinatos; entre 1810 y 1830 tuvo 6 soberanías diferentes, que en ocasiones coexistieron: España, Las provincias unidas de argentina, Portugal, Brasil Argentina y República Independiente desde 1828; cuando se independizó no de España sino de Brasil.
[13]Nidia Areces doctora en historia y profesora de la Universidad Nacional de Rosario en Argentina es quien hace alusión al caso paraguayo, interesada sobre todo por las relaciones fronterizas. Información de: http://www.prisaediciones.com/py/autor/nidia-r-areces/
[14]Alejandro San Francisco doctor en historia moderna por la Universidad de Oxford y profesor del Instituto de Historia y de la facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile, apasionado por el período de Independencia;
[15] abordado por la historiadora Inés Quintero investigadora del Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad Central de Venezuela.
[16]Del caso peruano se ocupa el licenciado Carlos contreras, magister en ciencias sociales y doctor en historia por el Colegio de México, profesor principal del departamento de economía de la Pontificia Universidad Católica de Perú, interesado por la historia económica y el desarrollo regional;
[17]  Por Xiomara Avendaño Rojas doctora en historia por el Colegio Mayor de México y docente en la Universidad de El Salvador.
[18]de la experiencia mexicana se encargan los historiadores Alfredo Ávila y Virginia Guedea, ambos investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México Información en: http://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_%C3%81vila y http://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Guedea
[19] El capítulo sobre el Nuevo Reino de Granada es presentado por el licenciado Armando Martínez Garnica, doctor en historia por el Colegio de México, profesor titular de la escuela de historia de la UIS cuyas investigaciones están centradas en el Estado nacional colombiano; Información en: http://www.ielat.es/inicio/repositorio/cv-armando-martinez.pdf
[20]profesor de la universidad de Sao Paulo, interesado por las independencias de Iberoamérica, las identidades políticas americanas y las relaciones entre el tiempo y la historia en los siglos XVIII y XIX;  Información en:  http://www.megustaleer.com.ar/autor/47356/pimenta-joao-paulo

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