Universidad Nacional de Colombia
– Sede Bogotá
Facultad de
Ciencias Humanas – Departamento de Historia
Seminario Historiográfico: Historiografía Colombiana sobre el siglo XIX
– Revisionismos y persistencias. 2013-I Docente:
José David Cortés Guerrero Diana
Marcela Díaz Bernal – Código: 460928
CHUST, Manuel y SERRANO, José Antonio (Editores). Debates sobre las independencias
iberoamericanas. AHILA – Iberoamericana – Vervuert, España, 2007.
“Ninguna de las escuelas, tendencias y reflexiones
de historiadores sobre el proceso indicado está demás, cada una de ellas es el
resultado del desarrollo y la historia
de la sociedad (…) y obedecen todas al conflicto y contradicciones de esa
sociedad”[1]
Como parte del
proyecto de investigación de la
Fundación Carolina[2]
“hacia los Bicentenarios: Los procesos de independencia en Iberoamérica”, la
AHILA (Asociación de Historiadores Americanistas Europeos[3])
presenta en el 2007 una recopilación sobre la historiografía de las
independencias iberoamericanas propia de las últimas décadas[4].
Tal Estudio,
entendido y presentado como un debate totalmente vigente y necesario, es editado
por los profesores Manuel Chust Calero[5] del
departamento de historia, geografía y arte de la universitat Jaume I. y José
Antonio Serrano[6] del
Colegio de Michoacán, miembros ambos, al igual que los demás autores, de dicha
Asociación. En esta recopilación
la división por capítulos corresponde a una división por países; cada balance
es presentado por autores vinculados, como docentes o investigadores, a
universidades en su mayoría latinoamericanas y que fueron en su mayoría
educados en América (a excepción de los apartes sobre Uruguay, Ecuador y
Bolivia, que son tratados por profesores españoles).
“Menos nos conocemos en cuanto más nos aproximamos a nosotros”, con
esta frase resumen lo complicado que resulta ubicar la relación entre los
diferentes contextos[7] y el
discurso historiográfico de las últimas dos décadas, por lo que en general los
artículos más que un análisis a partir de los diferentes lugares de enunciación son análisis de las
tendencias en sí (unos más afortunados que otros, a veces son resúmenes temáticos o a veces
sólo inventarios de títulos y autores), de sus objetos de estudio, de sus
fuentes y de sus perspectivas, más que de los intereses a los que pudieran
responder.
Las historiografías nacionales suelen ser producciones locales,
personalistas, basadas en la construcción de mitos necesarios para consolidar los nuevos órdenes
políticos[8];
los diferentes autores encuentran la existencia de un Consenso
historiográfico frente a la
interpretación que se ha hecho de las guerras de independencia iberoamericanas.
Tal consenso habría sido empleado como fundamento de identidad nacional y respondería
a la necesidad de construcción de patria
y nación propia de los países
americanos durante todo el siglo XIX, que con el objetivo de unificar la
historia de sus sociedades presentaron y consolidaron interpretaciones
maniqueas de los sucesos, reduciéndolos a un conflicto entre patriotas
(criollos con sentimientos nacionalistas) y traidores (peninsulares) donde los sectores
subalternos estarían enajenados por su ignorancia y en la historiografía serían invisibilizados dentro de el pueblo
que aparecía como categoría homogénea y sin fisuras, unida en torno al
liderazgo de dirigentes insurgentes pertenecientes a una élite ilustrada.
Estos héroes[9]
serían entendidos en general como “padres de la patria”, figuras carismáticas y
mesiánicas cuya acción explicaría, casi que por sí sola, la emancipación, por
lo que se les dedicó y dedica una extensa producción historiográfica desde
múltiples perspectivas, ya sean biografías u obras en torno a su devenir, ya
sea en favor o en contra suya, pero tales figuras siguen ocupando lugares
centrales en los diferentes estudios. En el caso argentino[10], al igual que en los demás
países, estos consensos aceptarían el supuesto de una Nación que se libera de
otra después de una revolución planeada y deseada, es decir, que “la nación que
comenzó a emanciparse en 1810 existía desde antes de esa fecha” (B. Mitre), que lo líderes criollos materializaron el
anhelo emancipador que se había desarrollado entre la población local y, como
en el caso uruguayo[11], es común que la historiografía ignore los antecedentes
propiamente coloniales del proceso.
Estos consensos fueron aceptados por el grueso de la comunidad académica y
replicados en la mayoría de los textos escolares y por ende en las memorias
colectivas (sin embargo esta afirmación no debería hacerse tan a la ligera,
pues hay muchas otras formas de consolidación de memorias colectivas como las
calendarios festivos, los nombres de las calles y no solo los manuales
escolares). A partir de la profesionalización de la disciplina histórica se
empiezan a generar revisiones y críticas que buscan generar nuevos paradigmas,
sin embargo, las visiones tradicionales siguen teniendo mucho peso en las
diferentes interpretaciones que se realizan, y si bien se señalan ciertos
periodos como periodos de renovación historiográfica estos momentos siguen
estando acompañados de múltiples publicaciones y estudios que siguen replicando
aquellos consensos clásicos.
En Argentina esa profesionalización inició desde 1910 con historiadores
profesionales que a su vez eran militares y que limitaron sus estudios a los
aspectos técnicos y operacionales de las guerras, incluso en la actualización
de la historia patria realizada en el 2000 la historia militar prácticamente se
mantiene inalterable y si bien desde los 80 cada vez son menos los
historiadores-militares, también es cada vez menor el interés por esta parte de
la historia.
En Uruguay el tema de la independencia presenta un panorama complejo y
cambiante[12]
frecuentemente ignorado o disminuido por la historiografía y que en general
despierta muy poco interés de parte de historiadores no nacionales, y en las
últimas dos décadas tampoco interesa a los nacionales, que parecen no ver como
relevante el vacio interpretativo entre 1816-1828, periodo que suelen evacuar
en uno a dos párrafos. La reflexión en este punto se centra en la manipulación
que puede haber por parte de los historiadores, que llegan incluso a falsear la
historia, eliminando u omitiendo datos de los documentos, para hacer parecer
irrefrenables sus preceptos, en este caso la voluntad del pueblo oriental de
ser independiente, pero que en general se refiere al retorcimiento de la
argumentación para lograr sus fines, conclusión a la que llegan casi todos los
autores.
Paraguay[13],
parece ser un país olvidado del cual poco se sabe más allá de la figura de
Francia. En contraste con el caso chileno[14] y con el venezolano[15] que
sí presentan una preocupación permanente por el asunto, sin embargo para ser un
tema tan tratado queda aún mucho por hacer desde la necesidad de nuevos
enfoques y desmitificaciones (lo que deja claro que la cantidad no implica
calidad ni complejidad de análisis); el artículo sobre el caso chileno es el
único que se limita al análisis historiográfico, sin presentar los sucesos
históricos como tal, evitando así entrometerse en la idea que de las diferentes
tendencias se puede hacer el lector antes de conocerlas, cosa que sí hacen el
resto de autores.
En cuanto a las revisiones que poco a poco se han ido dando, desde los
50’s, 60’s y 70’s, se han ido generando nuevas agendas de investigación y por
ende una transformación
en la concepción histórica sobre este periodo, sobre todo desde el aporte de
una nueva generación de historiadores-universitarios y también desde el aumento
de investigaciones extranjeras al respecto (sobre todo estadounidenses y en
especial después de la 2WW y la Revolución cubana, tal vez desde la lógica de conocer para conquistar, pero no es algo
que los autores profundicen).
En general no se presentan desafíos a los paradigmas tradicionales, sino más
bien revisionismos limitados sobre el papel concreto de uno u otro actor sin
llegar a cuestionar los héroes nacionalmente aceptados; pero hubo algunos
aportes que cuestionaron la fuerza del liderazgo
carismático de los héroes para proponer el surgimiento de los caudillos como
producto de las revoluciones y no al revés, cuestionando el sentimiento
nacional previo a los confortamientos planteando la existencia de un Estado
antes que de una nación y desmitificando el destino
manifiesto. Por ejemplo en Perú[16] se
generaron debates sobre si la independencia fue una concesión o una conquista,
de los que surgió el postulado de la existencia de un nacionalismo peruano y
proyecto político propios, pero no anteriores a los hechos de emancipación sino
surgidos durante y después de ellos.
En la década de los 70 muchos estudios estuvieron marcados por el
materialismo histórico y por teorías dependentistas, el objetivo ya no era
construir nación sino entender qué cambió y qué se mantuvo del régimen
anterior, deduciendo todos que si bien pudo haber cambios políticos o por lo
menos el inicio de los mismos, en lo económico y n lo social las estructuras
coloniales se mantuvieron hasta mucho tiempo después de las guerras; estos
enfoques nutrieron a la historiografía de sus aportes
basados en la crítica a la historia positivista, pero desde la propuesta
marxista la participación de las grandes mayorías, no tiene en cuenta la
diversidad de la sociedad multiétnica americana, de ahí la necesidad de
estudios que mezclen los análisis de lucha de clases con categorías culturales.
La independencia de Centroamérica (El salvador, Guatemala, Costa rica,
Honduras y Nicaragua) es resumida[17] en
la experiencia de los dos primeros países, centrándose en dos autores propios
de la corriente profesional de la historia a nivel iberoamericano, que critican
la historiografía oficial. Esta corriente a nivel general empieza a captar la continuidad de ciertas instituciones
del antiguo régimen, es decir, relativizó el peso de las transformaciones de la
Independencia; a ver la independencia más como reacción de emergencia que como acción
planeada, dando paso al protagonismo de los “actores
colectivos” desde el afianzamiento de las historias sociales, económicas,
culturales o de las mentalidades e ideas (esta última, tendencia europea de
estudiar las ideas y actitudes de las élites); además de la
consolidación de nuevas vertientes de investigación que minaron con el consenso: la historia
regional, el cuestionamiento a la “independencia inevitable”, los debates sobre
desempeño productivo de las estructuras económicas s XVIII y XIX, historia
social y el “desmonte del culto a los héroes”.
En general estas visiones y enfoques confluyeron en el cuestionamiento de
consensos arraigados, pero su objetivo último no necesariamente fue acabar con
el discurso anterior, se trata más del arranque de nuevas formas de hacer
historia, basadas en ver la independencia más como un proceso que como un
acontecimiento, que de algo parecido a una meta. Más recientemente en general
desde los 90 se han privilegiado nuevos actores: negros, indígenas,
subalternos, monarquistas, mujeres y nuevos intereses: perspectivas
regionalistas, vida cotidiana, humanización de los héroes y el estudio de
heroínas; dando grandes pasos innovadores, pero las
continuidades con la historiografía propia del siglo XIX han sido mayores, y
esto empeora por la poca socialización de investigaciones recientes.
Para la
historiografía mexicana[18] la independencia es
un tema de interés superado sólo por la revolución de 1910, por la necesidad de
explicar, y sobre todo justificar, el surgimiento de la nación. El revisionismo
presentado desde los 50 en este caso significó el que actualmente los historiadores
no lo vean como independencia de México, porque ni México ni su identidad
nacional existían antes e 1810, sino como independencia de la Nueva España; y
que tengan en cuenta no solo las ideas liberales sino también la tradición jurídica española y
la católica.
Pese a las
diferencias cuantitativas en la producción historiográfica, en los casos
venezolano desde los 80 y colombiano[19]
desde los 90 los revisionismos también han generado grandes aportes (n el
sentido que los autores consideran un aporte) en cuanto a la desmitificación de
la Figura de Bolívar, la desatanización de España, la “liberación” de los
enfoque centrados en las capitales Caracas y Santa fe y por ende el
redireccionamiento de la atención hacia procesos particulares de cada provincia
y la inclusión de los diversos actores sociales (además de pardos, indígenas,
negros, también élites locales), tener en cuenta los antecedentes coloniales;
sin embargo, el peso de los convencionalismos sigue siendo bastante fuerte
dentro de la enseñanza en general y los estudios aunque novedosos y renovadores
siguen siendo muy pocos.
Para el caso brasilero el profesor Joao Paulo Pimenta[20] presenta
un artículo bastante corto en portugués, un idioma que no manejo por lo que no
me atrevo a realizar críticas o apreciaciones
frente al mismo (a pesar de la reducida extensión y la relativa facilidad de
encontrar traductores). Tal vez sea solo el intento por generalizar una falencia
personal, pero esta cuestión podría reflejar y agudizar las brechas entre la
academia hispanoparlante y la de habla portuguesa, podría haber ediciones
completas en español y ediciones completas en portugués, suponiendo que no todos los estudiantes o interesados brasileños
manejan el español y viceversa. Y aprovecho para mencionar que podría ser
enriquecedor reducir los apartes textuales de los textos citados y aumentar la
información de quien los produce, pues en varios casos no aclara su
nacionalidad o filiaciones académicas o políticas, o de clase, por ejemplo.
Con la frase “estamos seguros de que
para investigar es necesario revisar, repensar continuamente las tradiciones
historiográficas, con el fin de afinar los temas de investigación.” Queda
claro el interés general de la obra por
que se “complete el panorama”, porque las investigaciones continúen, y que lo
hagan por el camino que en estos momentos los autores mencionados consideran el
más enriquecedor, camino que es dejado claro en cada una de sus intervenciones
y que orienta hacia el tipo de historia que ellos escriben y desde sus
enfoques, es decir hacia una valorización de actores recurrentemente olvidados
como lo serían los españoles o los locales partidarios del régimen monárquico, o
en general la población antiinsurgente, esto dentro de los diferentes sectores
étnicos y sociales, teniendo en cuenta las particularidades regionales, la
interdisciplinariedad y los estudios de conjunto. Desde la necesidad de
reformulación de los relatos escolares y de reducir la tendencia al abandono del
tema de investigación.
[1] Si bien estas palabras surgen de la reflexión sobre el
caso del proceso de independencia chileno (página 160), considero que aplican
para cualquier revisión historiográfica sobre cualquier tema.
[2] La
Fundación Carolina se constituye en octubre del año 2000 como una institución,
financiada por actores públicos y privados, para la promoción de las relaciones
culturales y la cooperación en materia educativa y científica entre España y
los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, así como con otros
países con especiales vínculos históricos, culturales o geográficos:
constituyéndose, según ellos, en una apuesta por el equilibrio geográfico y por
la democracia paritaria de
los beneficiarios de sus programas. Información de: http://www.fundacioncarolina.es/es-ES/Paginas/index.aspx
[3] Fundada en 1978, inicialmente como un pequeño grupo de
especialistas europeos interesados en la historia de América Latina, que
posteriormente permitiría la participación de historiadores latinoamericanos
residentes en Eurpa, la Asociación busca promover la investigación y la enseñanza relativa a América
Latina en los países europeos información en: http://www.ahila.net/historia.php
[4] Aunque
dejan de lado las independencias de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana,
tal vez por la particularidad de tales procesos en torno a sus relaciones con
los Estados Unidos, pero es un tema que no mencionan.
[5] Un
latinoamericanista interesado en los procesos revolucionarios en América en el
siglo XIX y sobre todo en la Independencia mexicana, en tanto proceso
revolucionario y formación de autonomías territoriales. Información en: http://www.red-redial.net/investigador-chust,calero,manuel-361.html
[6]Licenciado en historia por la UNAM y doctor en
historia por Colegio Mayor de México, es un investigador interesado por la
política, la economía y la sociedad mexicanas, y sobre todo por la revolución
liberal tanto en México como en España. Información en:
[7] La caída de dictaduras, el
surgimiento de una “ola democratizadora”, el descarte de la vía armada de la
revolución (menos en Colombia), entre otros; y académicamente, la despolitización
de los debates, el creciente interés por el siglo XX, la crítica a las teorías
estructuralistas y el regreso de lo político (ya no perspectivas tan economicistas).
[8] Y que a su vez van
generando la sensaión de que se trató de procesos separados desconectando espacios, problemas y
realidades conjuntas y generando descripciones fragmentadas de los procesos,
descripciones que Marchena sugiere debería hacerse desde una mirada regional,
no general ni local, para no caer en anacronismos y poder entender el proceso. Juan Marchena Fernández,
profesor de historia de la Universidad Pablo de Olavide, especializado en la
historia americana y sus procesos de independencia. Y en el presenta balance
hace referencia alos casos ecuatoriano y boliviano. Información en: http://www.americanismo.es/latinoamericanista-MARCHENA_FERNANDEZ_Juan-438.html
[9] Incluso en la actualidad priman
publicaciones relacionadas con las figuras de San Martín, Artigas y el
artiguismo, Francia y su dictadura y
sobre Simón Bolívar, por mencionar a los más tratados.
[10] tratado por Gabriel Di
Megliohistoriador doctorado en la Universidad de Buenos Aires y profesor de la
misma, interesado sobre todo por la historia de las clases populares en la
Argentina, es también investigador del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; información en: http://www.megustaleer.com.ar/autor/45934/di-meglio-gabriel-m
[11] Caso del que se ocupa Julio Sánchez Gómez licenciado y
doctor en historia por la universidad de Salamanca, de la que es también
profesor y cuyas
investigaciones giran en torno a la historia de América desde el periodo precolonial
hasta la actualidad.Información en: http://campus.usal.es/~indusal/web/sites/default/files/CV%20Julio%20S%C3%A1nchez.pdf; y que personalmente preferiría se hubiese
centrado menos en la parte histórica (llegando incluso a citar fuentes
primarias) y más en los debates historiográficos, y así tal vez el texto habría
sido más ordenado.
[12] por no ser un territorio que
coincida con alguna de las delimitaciones territoriales de los virreinatos;
entre 1810 y 1830 tuvo 6 soberanías diferentes, que en ocasiones coexistieron:
España, Las provincias unidas de argentina, Portugal, Brasil Argentina y
República Independiente desde 1828; cuando se independizó no de España sino de
Brasil.
[13]Nidia Areces doctora en historia
y profesora de la Universidad Nacional de Rosario en Argentina es quien hace
alusión al caso paraguayo, interesada sobre todo por las relaciones
fronterizas. Información de: http://www.prisaediciones.com/py/autor/nidia-r-areces/
[14]Alejandro San Francisco doctor en
historia moderna por la Universidad de Oxford y profesor del Instituto de
Historia y de la facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile,
apasionado por el período de Independencia;
[15] abordado por la historiadora Inés
Quintero investigadora del Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la
Universidad Central de Venezuela.
[16]Del caso peruano se ocupa el
licenciado Carlos contreras, magister en ciencias sociales y doctor en historia
por el Colegio de México, profesor principal del departamento de economía de la
Pontificia Universidad Católica de Perú, interesado por la historia económica y
el desarrollo regional;
[17] Por Xiomara Avendaño Rojas doctora en historia por el Colegio
Mayor de México y docente en la Universidad de El Salvador.
[18]de la experiencia mexicana se
encargan los historiadores Alfredo Ávila y Virginia Guedea, ambos
investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México Información en: http://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_%C3%81vila y http://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Guedea
[19] El capítulo sobre el Nuevo Reino de Granada es
presentado por el licenciado Armando Martínez Garnica, doctor en historia por
el Colegio de México, profesor titular de la escuela de historia de la UIS
cuyas investigaciones están centradas en el Estado nacional colombiano; Información en: http://www.ielat.es/inicio/repositorio/cv-armando-martinez.pdf
[20]profesor de la
universidad de Sao Paulo, interesado por las independencias de Iberoamérica, las identidades políticas
americanas y las relaciones entre el tiempo y la historia en los siglos XVIII y
XIX; Información
en: http://www.megustaleer.com.ar/autor/47356/pimenta-joao-paulo